Según un estudio recogido por BBC, los científicos dividen el enamoramiento en tres fases: deseo, atracción y apego. La primera de ellas está directamente relacionada con las hormonas sexuales. Así, la testosterona y el estrógeno entran en acción cuando comenzamos a sentir deseo por otra persona y se alteran sus niveles (aumenta en hombres y disminuye en mujeres).
La explosiva mezcla que se produce en nuestro interior durante esta etapa hace que las personas que sienten atracción por otra alteren su estado de ánimo con mucha facilidad antes de llegar a la última y definitiva fase: el apego.
Hay dos hormonas que ayudan a fortalecer el amor a largo plazo si hemos superado con éxito las dos primeras etapas y hemos sido correspondidos. La oxitocina (más conocida como la hormona del amor) y la argipresina son las encargadas de mantener encendida la llama del amor durante un largo periodo de tiempo en el que se consolida el cariño hacia la otra persona. ¡Hasta el amor es muy complejo desde el punto de vista científico!