Los gustos estéticos cambian con el tiempo. Ahí tenemos el mundo de la moda para confirmarlo: lo que hace tres años no te habrías puesto ni con hipnosis, hoy lo sacas a la luz con orgullo. Pero los criterios estéticos no solo varían con la ropa. También cambian respecto al físico.
Según pasan las décadas nos gustan más o menos las curvas y lo rotundo, tanto en chicas como en chicos. ¿Te sobran unos kilos? En el siglo XVI habrías protagonizado los cuadros de los mejores pintores, empezando por Rubens, y habrías desfilado por todos los palacios haciendo morir de envidia a media nobleza europea. ¿Y fuera de Europa? Buena pregunta.
Vivimos sumergidos en nuestra propia identidad cultural y no somos conscientes de que lo que gusta en Occidente puede no gustar en Oriente, y viceversa. Los gustos estéticos cambian incluso entre países de un mismo entorno. Así, Italia, España y Francia encuentran la belleza en diferentes cosas.
Seguramente compartiremos la valoración general: una chica guapa se lo parecerá a todos, pero no todos valoraremos del mismo modo sus rasgos. En algunos países se opinará que sus cejas son demasiado pobladas. En otros, serán pequeñas. En algunos pensarán que sería mucho más guapa si su mandíbula fuera diferente. Los de más allá dirán que esa mandíbula es, simplemente, perfecta.
En definitiva, la belleza es subjetiva, pero la población de cada país comparte gustos. Es lógico, la cultura es compartida y la estética forma parte de ella. Veamos algunos ejemplos.
Mientras en Occidente queremos dentaduras bien alineadas, en Japón se ha impuesto la moda de los dientes torcidos y montados. Esto lleva a muchas personas, sobre todo mujeres, a hacer exactamente lo contrario de lo que hacemos aquí: recurrir a una ortodoncia para torcérselos y conseguir una sonrisa ligeramente imperfecta.
Se supone que los colmillos prominentes y dobles recuerdan a los colmillos de leche de los niños. Así se forma una sonrisa inocente e infantil, muy apreciada en las chicas japonesas.
¿Te parece raro? Seguramente sí, pero no vayas muy lejos: en Occidente se puso de moda hace poco la diastema, esa circunstancia en la que las paletas están ligeramente separadas (como en el caso de Madonna o el cantante Dani Martín).
En general, el sobrepeso masculino no es un rasgo especialmente atractivo en ningún sitio, pero tampoco te creas que la belleza en los hombres es cuestión de musculitos. En Estados Unidos (país que, por cierto, bate todos los récords de obesidad) el ideal masculino parece ser muy musculoso, mientras que en países como China se prefieren los cuerpos algo más finos y atléticos.
Mientras en Australia priman los cuerpos atléticos y tonificados, como de deportistas recién salidos de la playa, en los países hispanos suelen preferirse las mujeres delgadas con cuerpos «de guitarra» y curvas contundentes. En países como Mauritania, el sobrepeso femenino es más que aplaudido y se fomenta como un rasgo deseable. En el sudeste asiático, se prefieren las mujeres pequeñas y muy delgadas. En China, por ejemplo, destacan los cuerpos casi adolescentes.
En gran parte de Occidente vivimos el culto por el bronceado y en verano asaltamos las playas como hordas hambrientas de rayos UVA. Curiosamente, en países como Corea del Sur o Tailandia, la piel más «oscura» es rechazada con virulencia. Allí se busca obsesivamente la piel más pálida posible y se gastan muchísimo dinero en tratamientos blanqueantes.
La belleza es un criterio cultural. ¿Quieres sentir la adoración por tu espectacular atractivo? Pues coge el avión y plántate donde tus rasgos son deseados. O, mucho mejor: mírate al espejo y así te lo dices tú. ¡Arriba ese ánimo, pibonazo!
© Sociedad Española de Radio Difusión, S.L.U
© Sociedad Española de Radiodifusión realiza una reserva expresa de las reproducciones y usos de las obras y otras prestaciones accesibles desde este sitio web a medios de lectura mecánica u otros medios que resulten adecuados a tal fin de conformidad con el artículo 67.3 del Real Decreto-ley 24/2021, de 2 de noviembre.