Por eso, te explicamos a continuación las razones por las que estas sombras indeseadas irrumpen en el contorno de tus ojos. ¿Tienen solución? Sigue leyendo.
En primer lugar, debes saber que estamos hablando de una zona sensible donde la piel presenta más finura. Concretamente, es cinco veces más delicada que el resto de áreas del cutis, con un espesor de tan solo 0,5 milímetros. A esto hay que añadir que las fibras de elastina y colágeno no se prodigan demasiado por esta parte de tu rostro.
Por eso, siempre presentará más querencia a estas manchas o incluso a las molestas bolsas, esas inflamaciones que últimamente se reflejan en tu tocador cada mañana. Quizá en esos momentos te da vergüenza preguntarle a tu espejo «¿quién es la más bella?», pero los interrogantes que deberías plantearte son otros: ¿Duermo bien? ¿Trabajo demasiado? ¿Tengo excesivas preocupaciones?
Las ojeras surgen principalmente por la falta de sueño, ya que no descansar las horas adecuadas propicia el ensanche de los vasos sanguíneos. Y recuerda: el cuerpo es sabio. Cuando algo no funciona bien, la anatomía lo exterioriza. Pero el cansancio y el estrés no son los únicos causantes. Mira tu vecino, duerme como un lirón y no se libra de las marcas bajo el ojo.
En este sentido, lo que comes también influye en la aparición de las ojeras. Si te falta hierro, los tejidos no se oxigenarán correctamente y tu cara se rebelará tiñendo esa zona de oscuro. Por este motivo, los expertos recomiendan evitar los alimentos demasiado salados y consumir carnes rojas, así como verduras, yemas de huevo y cítricos. Así que, ya sabes, corre al supermercado a llenar la cesta de productos saludables. Te lo agradecerá tu cara, pero también tu cintura.
Otra de las razones la encontramos en la genética. La hiperpigmentación hereditaria es una condición que no puedes borrar del todo, pero puedes evitar su empeoramiento alejándote del sol. Así mismo, las ojeras aparecen en personas con enfermedades renales o hipertiroidismo. La última causa es la edad. Una mala noticia, ya que de eso no te libra nadie.
No todas las ojeras son iguales. Mírate al espejo y comprueba de qué clase son las tuyas:
Son de color violáceo y dejan entrever los vasos sanguíneos. En este caso, se dan en pieles más finas de lo habitual.
Se trata de surcos muy profundos provocados por la edad que surgen en la parte más cercana a la nariz y se prolongan hasta la mejilla. También influye, en este caso, la falta de grasa en la zona.
La melanina de la piel que corresponde a los párpados se incrementa por factores genéticos, pero también por la aparición de eccemas o por dermatitis atópica.