Tinder es tu ángel posado en tu hombro derecho y tu demonio, en el izquierdo. Ve todo aquello que haces y es capaz de deducir lo que piensas por tus acciones. Radiografía tu comportamiento sin que te des cuenta y puede predecir cuál va a ser tu próximo movimiento.
«¿Está mi madre detrás de todo esto?», pensarás. Y es que la aplicación para conocer gente sabe más de ti que tú mismo. Pero tranquilo, la buena noticia es que aunque te sientas en la peli «El show de Truman», Tinder no te juzga.
¿Te has planteado en algún momento por qué los anuncios que te aparecen en la aplicación tienen algo que ver con tu modo de vida o tus intereses? No, amigo, no es puro azar, y es que, aunque no seas consciente desde ese momento en el que le das al botoncito de «Aceptar», tu Tinder está conectado con Facebook. ¿Por qué te crees que te dice las personas que tienes en común con ese posible ligue que te acaba de aparecer?
Y no solo tiene en cuenta tus amistades, qué más quisieras, Tinder sabe en qué momentos te conectas más, las páginas a las que le das «Me gusta», las publicaciones a las que les mandas corazoncitos o las personas con las que más interactúas. Incluso (esto te va a dar miedo y lo sabemos) los mensajes que sueles mandar.
No que tú no sepas, pero si todo lo que sabes. O sea, que Tinder tiene acceso a tu Facebook, hasta ahí da miedito pero bueno, lo dejaremos pasar. Pero ten en cuenta que Facebook e Instagram van de la mano, así que también conoce todas tus publicaciones en la exitosa red social de las fotos haciendo morros y de los mil filtros. Así que… no tienes escapatoria, estás vendido.
Hay muchas personas que, tras conocer todos estos datos, han decidido darse de baja en todas estas redes sociales y desinstalarse estas aplicaciones (un alivio para la memoria del móvil, que siempre pide un respiro) e incluso algunos han optado por irse a vivir a una aldea sin cobertura.
¿Crees que es suficiente? No para Internet, querido. Si decidiste exponer (en parte) tu vida en estos sitios, tardará mucho tiempo en desaparecer, de modo que aunque tu ya no tengas ninguna relación con estas páginas, tu información sigue dando vueltas por la nube, en caso de que esta exista y sea un sitio físico, mental o un limbo imaginario.
Una opción es recurrir a la ley de protección de datos, que si que tiene fiabilidad y que de algo sirve, sobre todo cuando deseamos que no se conozca nuestro pasado en estas páginas y queramos que no quede constancia de que tuvimos una cuenta en Fotolog o en Tuenti.
Es cierto que descubrir todo lo que Tinder sabe de ti puede hacerte tiritar. También es verdad que a través de esta aplicación puedes conocer personas que merecen la pena, incluso puede que hasta al amor de tu vida. Así que lo mejor es no sacar las cosas de quicio y cuidar algunos detalles. Por ejemplo, presta atención a la configuración de tu perfil para no dar tanta información sobre ti. No es necesario que tus pretendientes sepan que te quitaron la vesícula con 12 años…
En definitiva, tanto Tinder como otras aplicaciones diseccionan nuestro comportamiento. Parece un paso forzoso en esta sociedad en la que vivimos pegados al móvil. Nuestra vida no es tan distinto a un capítulo de ‘Black Mirror’.
© Sociedad Española de Radio Difusión, S.L.U.
© Sociedad Española de Radiodifusión realiza una reserva expresa de las reproducciones y usos de las obras y otras prestaciones accesibles desde este sitio web a medios de lectura mecánica u otros medios que resulten adecuados a tal fin de conformidad con el artículo 67.3 del Real Decreto-ley 24/2021, de 2 de noviembre.