Si, lo has leído bien. Un estudio de la Universidad de Berkeley en California ha concluido que oler los alimentos antes de comerlos puede hacer que engordes.
Los científicos han demostrado que al oler los alimentos, el sistema olfativo del cuerpo manda una señal que hace que nuestro organismo tienda a acumular grasa.
El estudio consistía en la observación en ratones. Para ello, se les dio la misma cantidad de comida a todos y se les dividió en tres grupos: ratones con el sentido del olfato muy desarrollado, ratones con una capacidad olfativa normal y otros sin sentido del olfato.
Los investigadores se llevaron una sorpresa al analizar los resultados: ¡los ratones con un sentido del olfato muy desarrollado adelgazaron muchísimo más que los que no tenían el sentido, que llegaron incluso a casi no engordar!
El ratón de la izquierda tenía muy desarrollado el olfato mientras que el de la derecha carecía del mismo ¡Increíble!
Aunque ha quedado demostrado que el olfato tiene mucho que ver con la acumulación de grasas, no se puede afirmar cuál es el causante científico. ¿Te imaginas que en el futuro la falta de olfato fuera otro elemento de las dietas cotidianas?
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