Es más que conocido que el pis o el sudor campa a sus anchas en las piscinas. Pero atent@, porque el verdadero peligro no es ese. Los suavizantes, champús, cremas y aceites que nos echamos en el cuerpo reaccionan con el cloro y forman una sustancia muy peligrosa: la cloramina.
Es precisamente esta sustancia la que obliga a tener un buen sistema de ventilación en las piscinas cubiertas y la que hace que nos piquen los ojos si los abrimos bajo el agua.
Al ducharnos al entrar a la piscina estamos protegiendo a todas las personas de nuestro alrededor de los químicos que llevamos, mientras que al hacerlo a la salida quitamos gran cantidad del cloro y las sustancias poco agradables que tiene el agua. Atención porque a pesar de ducharte, no se eliminan todas las bacterias de nuestra piel.
La piscina es un gran remedio contra el calor asfixiante que nos está acompañando, pero asegúrate de ducharte antes y después para evitar posibles infecciones y sequedad en la piel. ¡A disfrutar!
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