Uno de los objetivos principales de la educación es conseguir que nuestros hijos se valgan por sí mismos. Aunque el motivo sea doloroso, ella ha decidido ser independiente. Quizá las normas de la casa tendría que haberlas negociado antes de imponerlas para no haber llegado a este extremo.
Ahora es más complicado convencer a la joven de que puede hacer todo lo que quiera si vuelve a casa. No sería lo adecuado.
Preocuparse por su hija está bien, pero ya tiene 18 años. Aunque ser mayor de edad no te permite hacer todo lo que quieres sin ningún tipo de consecuencia, en casa no le puedes imponer normas como a un niño pequeño.
Es una persona adulta con la que podemos hablar. Habrá que preguntarle a qué hora quieren llegar, aunque marquemos desde el principio ciertos horarios. A partir de ahí, las situaciones no tienen por qué ser tan violentas para que se vaya de casa.
¡Escucha aquí los consejos de Pedro García Aguado! (25.01.2017) Y cada semana, no te los pierdas en Atrévete.
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