¿Le dejas el teléfono a tus hijos? ¡No lo hagas!

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Vivimos en la era de la tecnología, pero…¿significa eso que los niños tienen que tener teléfono o tabletas donde jugar o disfrutar a sus anchas? Estas son las razones que demuestran que no es una buena idea.

El móvil, una droga

Cuando un niño se engancha a su dispositivo no hay quien le saque de su mundo. El móvil se irá convirtiendo poco a poco en una droga que necesitaran para estar calmados. De lo contrario, prepárate para rabietas descontroladas.

Falta de atención

El mundo paralelo en el que se inmergen los más pequeños con la tecnología les impide explorar y aprender. Están en edad de desarrollo y necesitan recibir información y emociones de diversos focos y no solo de una pantalla.

Falta de paciencia

Es uno de los errores más cometidos por los padres. Si cada vez que un niño se enfada o llora se le entrega su «juguete» favorito se estará empeorando su comportamiento en el futuro. Aprenderá que cada vez que llora se le presta atención y se le premia ¡ERROR!

Sedentarismo

La consecuencia más evidente es el sedentarismo. Un niño con un teléfono está quieto y no desarrolla sus habilidades motoras. Es esencial que se muevan y se diviertan en el parque en vez de en el sofá de casa.

Alteración del sueño

Al fin y al cabo, un niño es un pequeño torbellino lleno de energía. Si se pasa horas estacionado con una tableta se le acumulará esta energía que tiene que liberar cada día. Todo esto se traduce en insomnio y falta de descanso.

Relacionarse, la mejor medicina

Los más pequeños tienen que aprender en sus etapas más tempranas la forma de relacionarse con el entorno. Si su único compañero es la tecnología no aprenderá a enfrentarse a problemas o comunicarse, esencial en su desarrollo.

¿Entonces cuándo deben usarlo?

Los médicos y especialistas están de nuestro lado. Recomiendan evitar cualquier contacto con la tecnología de forma asidua antes de los 12 años. Aunque parezca una edad exagerada, lo agradecerás en el futuro. Hay que fomentar el desarrollo integral de las funciones sociales y motoras primero.

Después de leer esto, no nos volvamos locos. Esto es como todo. Una exposición moderada y controlada por los padres no presenta ningún problema e incluso puede ser beneficioso.

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