Gestos que delatan que eres un mentiroso

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¿Eres mentiroso o víctima de uno de ellos? Hay algunos gestos que van más allá de rascarse la nariz o desviar la mirada que delatan a aquellos partidarios de los engaños. ¡Ya puedes tener cuidado! Aunque, conociendo estas claves, más bien ¡ya pueden tener cuidado aquellos que quieran jugártela con una mentira!

Lilian Grass, analista del comportamiento no verbal que ha colaborado en funciones del FBI, expone algunos gestos corporales que dictan que estamos ante una persona que puede estar mintiéndonos.

Un mentiroso se siente atacado

Cuando mentimos, por muy piadosa que sea la mentira, nuestro cuerpo experimenta cierta tensión debido al miedo a ser descubiertos. Ante este miedo, la persona que miente tiende a cubrir con sus manos partes del cuerpo vulnerables como la garganta o el abdomen, que podría significar un acto de protección frente a un posible ataque.

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Exceso de información

Las personas mentirosas tienen a dar más información de la que se les ha pedido con la intención de generar cierta credibilidad en sus argumentos. La historia que cuenta suele estar bastante esquematizada y eso, más que aportarnos confianza, nos crea desconfianza. ¿Por qué no me vas a creer si te lo estoy contando con todo detalle?

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Mirada fija al sujeto

Desmontamos el mito de que los mentirosos tienden a apartar la mirada de su víctima. Según Glass, utilizan la táctica de mirar fijamente a la persona como un método intimidatorio, intentando captar cualquier atisbo de confianza para aferrarse a su propia mentira.

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El cuerpo responde por sí solo

Los comportamientos que hemos citado anteriormente son gestos que el mentiroso puede evitar si los conoce. Pero ante una mentira, el cuerpo reacciona por sí solo mediante aspectos fisiológicos como la sequedad en la boca o una respiración entrecortada. Esto lo podremos notar si la persona comienza a hablar de forma entrecortada, bebe mucha agua o titubea.

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Por lo que, o bien ya puedes empezar a tener más cuidado con tus mentiras, o bien puedes poner en práctica estos datos para detectar ¡al más embustero!

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