Saborear una porción de pizza supone alcanzar el clímax de tu dura jornada. La nieve en el infierno. Y es que, sentir el queso derretido en la garganta alegra la tarde, incluso en las peores situaciones, sino que se lo digan a las Tortugas Ninja, que esperaban ansiosas al repartidor en un lugar tan siniestro como una cloaca.
Pues ahora imagina que puedes vivir esa sensación multiplicada tantas veces como quieras en un día. No, no hablamos de darte un atracón mortal, sino de disfrutar de diferentes alimentos de manera distinta.
Hace años la gente, en sus horas de ocio, quedaba para ir a los recreativos, para jugar a fútbol o para pasear…pero en la actualidad las propuestas han cambiado: ahora quedamos para comer. Sí, sí, para comer. «Me han dicho que en este sitio hacen la tarde de las patatas bravas«, «Os habéis enterado de que en este pueblo hacen la ruta de la tapa?», «Queréis que quedemos en mi casa y hacemos una paella?». Es cierto, ahora la gente hace más deporte, pero también comemos más. Si no, seguid leyendo.
Te sientan en una mesa enorme con 19 comensales más y un cocinero en medio, te atan a un arnés y te elevan 20 metros del suelo. El cocinero te prepara una cena muy especial mientras ves a los transeúntes por el suelo como hormiguitas. ¿Qué emoción tiene eso? Dicen que la comida sabe diferente desde las alturas…eso si no sufres vértigo.
Esto ya lo vimos en alguna película. Los expertos aseguran que sabe muy distinto comer estas delicias japonesas de arroz y pescado crudo directamente sobre el cuerpo de tu pareja (a poder ser, por aquello de la intimidad), pero nada de palillos, sino directamente, del cuerpo desnudo a la boca. Muy sensual todo, ¿verdad? Aquí surgen algunas dudas, y es que, ¿cómo mojas la pieza de sushi en la soja? Le daremos una vuelta a este tema y os seguiremos informando…
Puede que sea complicado entenderlo, ya que entras a un restaurante y no entiendes muy bien por qué motivo te tapan los ojos…»Si yo como con los ojos» pensaréis muchos: de eso se trata. Si te falta alguno de los sentidos, el resto se desarrollan, vamos, que se espabilan para poder proporcionar el máximo de información a ese cuerpo que se ha quedado un poco «descubierto». Piensa en que no conocerás la textura, el sabor ni la cantidad de comida que te van a introducir en la boca…¡toda una experiencia sensorial que seguro que te encanta!
Si les preguntamos a muchas personas cuales son sus dos actividades preferidas, seguramente nos dirán comer y dormir. ¿Y si juntamos ambas? No, no pienses lo peor, no tenemos la idea de comer mientras estamos en el séptimo sueño, sino en acostarnos en una cama repleta de cojines (por aquello de incorporarte un poco) y que te vayan trayendo delicias para comer…placer de dioses.
Las personas cambian, y también sus costumbres. Ahora mismo queremos recrear el modo de alimentación de cualquier época, de modo que si en la Edad Media cenaban en una larguísima mesa de madera y se comían el jabalí con las manos, nosotros también, para sentirnos un poco más la reina Isabel, claro.
Ahora todos los pueblos tienen su ruta de la tapa y cuando te apetezca puedes hacer jornadas gastronómicas del pulpo, de la trufa o del conejo…así que todos a la mesa, amigos.
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