Pese a tu adoración, aún no conoces el significado de algunos de ellos. De hecho, puedes estar usándolos mal en tus conversaciones, propiciando que el receptor recoja algo distinto a lo que quieres emitir. Y, ya sabes, los malos entendidos no son nada buenos, pero tienen los días contados si prestas atención a esto.
Si deseas que tu destinatario no reciba tus mensajes erróneamente (como cuando estás intentando ligar con un noruego), aprende el concepto verdadero que encierran ocho de los emojis japoneses más consumidos:
No es la imagen adecuada si lo que pretendes es decirle a tu amigo «choca esas cinco». En este caso, le estarías rogando o pidiendo perdón, muy en plan Macarena García cuando siente «La Llamada«.
El semblante que arquea las cejas hacia abajo y derrama una gota no indica llanto. La supuesta lágrima no nace del ojo, sino que se sitúa a un lado, con lo que se asemeja más a esa gota de sudor que nos conduce a deducir que se han mitigado las preocupaciones tras una situación de estrés.
Esta imagen, otra de las más usadas, no significa desesperación o impaciencia, sino que representa a alguien que desprende alegría por los cuatro costados.
Hasta ahora creías que estas dos extremidades alzadas correspondían a un símbolo religioso o de protesta ante una injusticia. Pues no, no las utilices para expresar que el árbitro le ha robado un penalti a tu equipo. Significa todo lo contrario. Se trata de una persona celebrando una buena noticia.
El rostro que elegimos para mostrar sorpresa no refleja incredulidad ante algo que consideramos inaudito. Esta carita con cerebro azul y ojos blancos como platos que se lleva las manos a las mejillas está temblando de miedo.
La gota que sale de la nariz suele emplearse cuando tenemos 38 de fiebre, pero en realidad quiere decir que estamos agotados y tenemos sueño.
El humo que sale de los dos conductos de la nariz no indica cabreo, sino todo lo contrario. Úsalo cuando te consideres ganador.
La popularidad ha otorgado a estas caras un Día Mundial, fijado el 17 de julio por petición de Jeremy Burge, inventor de la Emojipedia. Esta jornada conmemora que estos rostros, cuyo nacimiento se estipula en 1999 gracias a la imaginación del japonés Shigetaka Kurita, se han convertido en indispensables en nuestras conversaciones diarias.