¿Por qué nos enamoramos de una persona y no de otra? Más allá de aspectos que nos hacen que una persona resulte más atractiva, nos atraiga su personalidad, forma de ser o belleza; los investigadores coinciden en que nuestra genética puede contribuir a que nos enamoremos y que la relación pueda tener más o menos éxito. Sí, has leído bien, nuestras relaciones, en caso de que inicien, pueden venir con fecha de caducidad.
Los expertos han realizado un experimento donde se comprueba que el gen 5-HT1A es el responsable de que exista una probabilidad mayor de que un adulto pueda comenzar una relación amorosa. La serotonina en el cerebro a través de agonistas en los receptores 5-HT1A reducen la receptividad sexual femenina.
¿Dónde quedó el romanticismo? Ese amor de Romeo y Julieta, la búsqueda eterna del alma gemela, la historia del hilo rojo o ese destino que nos tiene preparada nuestra media naranja ya no tienen sentido en este tiempo de búsqueda y respuestas a todo.
El enamoramiento tiene unas bases biológicas y poco que ver con las alusiones románticas que realizamos acerca del corazón, ya que se mantienen muy lejos del mismo. El mito romántico se pierde en el tiempo cuando la profesora de Bioquímica y Farmacobiología Humana del departamento de Ciencias Biológicas en la UNAM, Gilda Flores Rosales nos hace su exposición.
Esta investigadora nos muestra que en el siglo XIX los psicólogos y psiquiatras prescribían medicamentos para «curarnos del amor», pero es que incluso algunas mujeres fueron internadas en psiquiátricos tomadas por algo similar a locas por el hecho de encontrarse en un estado de «histeria amorosa». Resulta increíble, ¿verdad? ¡Con lo felices que somos cuando estamos enamorados!
Los estados de amor más intensos dependen de una parte del cerebro que se denomina giro angular. Y sí, los únicos que disponemos de esta parte somos los humanos y los monos.
Es por eso que el amor y el deseo sexual que inevitablemente la mayoría de personas sienten hacia sus amados son los responsables de esta locura, que, obviamente, no nos parece tan descabellada como en aquellos siglos.
¿No te sientes muy cómodo teniendo relaciones íntimas? Pues probablemente eres portador del alelo G. El problema de estas personas es que tienen más probabilidades de sufrir depresión, además de que disminuye la oportunidad de tener citas con otras personas.
Las personas con genotipo C tienen por lo tanto más posibilidades de tener pareja que aquellas que tienen el CG o GG, ya que está más expuesta a sentir afecto por otras personas y enlazar sus vínculos.
Según los investigadores, el origen de la atracción sexual que sentimos hacia otra persona respondería a una impronta genética, que está presente en los dos miembros de la pareja.
Y, es evidente que los genes que heredamos tienen mucho que ver, pero no dejemos de lado las experiencias vividas, ya que por mucho que una persona tenga un gen con predisposición afectiva, el hecho de sufrir algún trauma o alteración puede modificar la habilidad para relacionarse.
De todos modos, independientemente de cómo estemos programados, debemos tratar de mejorar siempre nuestras relaciones y mantenernos abiertos hacia todo tipo de relaciones, tanto de amistad como amorosas. Cambiar nuestros pensamientos cuando nos vence la timidez nos ayudará a poder salir a la calle y quedar con esa persona con la que llevamos un tiempo mandándonos mensajes.
En resumen, se caen frases populares como «el amor tiene razones que la razón no entiende» tras intentar enhebrar un montón de hilos sueltos y buscar alguna respuesta lógica que no de cabida a un corazón que no debe pensar por sí solo.
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