Siempre olvidamos lo importante que es dormir bien hasta que nos falta. ¿Duermes poco y mal? ¿Te cuesta conciliar el sueño? Mala cosa.
Descansar bien es necesario para una vida sana y para tu estado de ánimo. En serio: dormir poco te deja la cara peor que hacer la declaración de Hacienda. Te damos las claves para que duermas como un tronco.
Caer en la cama, quedarse sobado y levantarse tan ricamente por la mañana. No, realmente pocas veces funciona así. El cerebro necesita su proceso para quedarse roque e incluso cuando dormimos atraviesa diferentes estadios o fases del sueño. Según cómo pasemos por ellos habremos descansado mejor o peor.
Existen dos fases del sueño (sueño lento o no-REM y rápido o REM), que se alternan en ciclos de 90 o 100 minutos. El sueño no-REM inicia el ciclo y a los 60-80 minutos empieza la fase REM.
El periodo no-REM está formado por cuatro fases que van de menor a mayor profundidad. Aunque te sorprenda, no tenemos sueños en todas estas fases, algunas las pasamos «a oscuras». Como decía Shakespeare en Hamlet: «dormir, tal vez soñar…».
Es en el periodo REM cuando soñamos. En esta fase del ciclo corremos aventuras de todo tipo, somos ninjas, salvamos el mundo, le cantamos las cuarenta al jefe, nuestros ídolos nos ruegan amistad (o algo más) y, también, tenemos pesadillas.
Deja de pelearte con la almohada, porque hay soluciones. El sueño saludable se consigue introduciendo una serie de hábitos que empiezan mucho antes de ponerse el pijama.
Hay una serie de pautas que conviene que sigas:
– Haz ejercicio frecuente. El cansancio físico es un factor relevante para llegar a la cama con el cuerpo dispuesto a apagarse. Eso sí, deja pasar al menos 4 horas entre el deporte y la hora de acostarte.
– Evita los estimulantes. Nada de café, té, bebidas con cafeína u otros estimulantes a partir del mediodía.
– Menos ruido y estridencias. Acostarse justo después de ver la tele es contraproducente. Sobre todo, con esos programas nocturnos de gente que grita. Es mejor escuchar música suave, charlar con la familia o leer un poco.
– Sigue una rutina. Fija horarios para acostarte y para madrugar y cúmplelos a rajatabla cada día. Tu cerebro se acostumbrará. Las rutinas antes de acostarte también ayudan a bajar el ritmo: preparar la cena, cepillarse los dientes, preparar las cosas del día siguiente, etc. Con el tiempo el cerebro aprende que se acerca el momento de dormir.
– Aprende a relajarte. Muchas personas se benefician de los ejercicios de yoga y las técnicas de meditación y relajación. Busca el sistema que más te convenga.
Sigue estos consejos para dormir rápidamente y con fundamento:
– Apaga los aparatos electrónicos. No eches un último vistazo a WhatsApp, desconéctate de ese ruido. No dejes que los aparatos emitan luz durante la noche, eso altera las fases del sueño.
– Haz ejercicios de respiración. Inspira profundamente por la nariz, aguanta unos segundos y expulsa el aire lentamente por la boca. Repite hasta que sientas llegar la relajación.
– Busca la temperatura agradable. El frío y el calor son enemigos del buen sueño. Tápate lo justo.
– Sal de la cama. Nada peor que ponerse a dar vueltas si el sueño no llega. Sentirás nervios por no dormir y no dormir te dará más nervios. Sal de la cama, vete al sofá un rato, relájate leyendo con luz suave y vuelve a intentarlo 20 minutos después.
En definitiva, un bebé duerme muy bien por naturaleza, pero si tú quieres dormir como un bebé tendrás que aprender. Aplícate en buscar tu método, ayúdate a dormir y mejorará tu salud física y mental. ¡Buenas noches!
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