Aunque el aspecto de la cera sea desagradable a la vista, lo cierto es que nos protege del acceso de partículas y microorganismos a nuestro cuerpo a través del oído. Además, cuando hacemos uso del bastoncillo, estamos dirigiendo la cera hacia dentro y aumentando el riesgo de dañar el tímpano. Muchos casos de otitis en los menores tiene que ver con un exceso de limpieza en los oídos.
La Academia Americana de Otorrinolaringología ha hecho hincapié en lo perjudicial para nuestra salud que puede ser el uso de los bastoncillos. Para empezar, porque al intentar eliminar la cera estamos estimulando a las glándulas del oído a que generen más; y segundo, porque la cera se va acumulando en el interior creando tapones e infecciones.
La mayoría de las cajas de bastoncillo lo llevan avisando bastante tiempo con mensajes como «no introducir en el canal auditivo«. Entonces, ¿cómo debemos usarlos? Los bastoncillos sirven para limpiar las orejas, no los oídos. El buen uso de estos pasa por retirar la suciedad de las orejas, la excesiva cera que el oído ha expulsado o la suciedad acumulada a lo largo del día.
Aunque los oídos los debe limpiar el cuerpo por sí mismo, a veces es un poco complicado. En estos casos debemos olvidarnos de los bastoncillos y recurrir a gotas que eliminen el exceso de cera, pero siempre con la previa revisión médica.
Aunque son pequeños, los bastoncillos son muy numerosos y favorecen a la contaminación del medio ambiente. Si el uso de los mismos sirve para limpiar las orejas, podremos sustituirlos por una toalla húmeda. O incluso hacer un menor uso de ellos y posteriormente reciclarlos en el contenedor adecuado, no hacerlos desaparecer a través del retrete, pues termina por pasar factura al medio ambiente.
También te puede interesar:
Estos son los alimentos que creías saludables y no lo son tanto