(Permitidme que en esta crónica ponga más pasión y firma que de costumbre, porque no se trata de un concierto cualquiera, es el evento musical del año para los que hemos crecido con el idioma de Alejandro Sanz)
Eran las 21:30 de la noche y desde luego, este 24 de junio, no iba a ser un día «más». Yo ya me encontraba en el Vicente Calderón rodeada de gente desconocida con la que compartía «el resplandor de una ilusión».
Más de 50.000 personas estábamos allí esperando a que Alejandro Sanz «nos bajara la luna para que jugáramos», como hizo 20 años atrás y cambió nuestra forma de entender la música (y la vida).
El escenario aún estaba vacío, pero delante y detrás de él todos teníamos la misma misión: celebrar aquel álbum que nos regaló, «viviendo cada segundo la primera vez», «llenándonos los bolsillos de guerras ganadas», con canciones que nos «han peinado el alma y nos la han enredado«.
Un vídeo de Cristina Zavala y Paula Sánchez LaFuente
Con un Estadio a oscuras y repleto de luces que brillaban al ritmo de los gritos de sus «fams» daba inicio el «conciertazo». Hoy que no estás era el tema y Dani Martín el invitado escogidos para arrancar los primeros gritos de su público.
La seguía Pablo López con el que Alejandro cantó un Aquello que me diste que levantó a los presentes.
«Buenas noches, mi nombre es Alejandro Sánchez Pizarro, nací en Madrid y me crié en todo el mundo» esas eran las primera palabras que dedicaba el cantante a sus entregados seguidores, «no tengo mejor plan que estar los próximos 20 años cantándoles a ustedes», y estallaban las ovaciones.
Para la siguiente canción no podía tener mejor invitada reservada: Laura Pausini desataba toda su Fuerza del corazón para pasear con el protagonista por el escenario de la mano.
Antonio Carmona, era el siguiente que aparecía a oscuras Para que tú no llores, y Sanz volvía a dirigirse a su público: «La primera vez que vine al Calderón fue a ver a los Rolling y estaba arriba del todo, y me dije: ‘Algún dia estaré allí’ y aquí estamos. Quería decirles que no les de miedo soñar, porque se puede».
Así llegó Juanes, otro de los artistas internacionales que bailaba al ritmo de Quisiera ser y minutos más tarde sonaba el Para mí siempre es de noche con Miguel Poveda y el mágico lenguaje de Cristina Portas que daba el toque de magia.
Estallaron los móviles con la aparición de su Aprendiz, su «Malula«. Él empezó las primeras estrofas, y al escuchar la voz de la cantante se inundó el estadio de teléfonos que hacían instagram stories.
Llegó el turno de Si hay Dios con Pastora Soler y El alma al aire con Pablo Alborán iniciaba un popurrí de temas exquisitos reservados a los paladares más fieles de Sanz.
«Creo q no he ensayado nunca tanto en mi vida», confesaba el artista enorgulleciéndose de que «nosotros somos una manada, una tribu y una familia diferente«.
India Martínez «regalaba su idioma y sus noticias» a la esperada Amiga mía de Alejandro, en uno de los duetos con más complicidad del evento.
Tras la balada llegaba el hit actual del cantante: Deja que te bese con Vanesa Martín que hizo bailar hasta al «último cuerpo que quería amar». Juan Luis Guerra le seguía con Desde cuándo, Jesse & Joy…
Pero si hubo una actuación que emocionó al artista fue la que compartió con Niña Pastori. Alejandro cantaba las primeras estrofas cuando ella aparecía en el escenario, junto al piano, y se desplazaba hacia él cual llamada de sirena. Ambos se daban la mano y entonaban el delicioso Cuando nadie me ve que llenó los ojos del artista de lágrimas contenidas, mientras sus fieles gritaban: «¡Qué bonito, qué bonito!».
Uno de los momentos más mágicos de la noche…
Niña Pastori arranca las lágrimas de #AlejandroSanz#MásEsMás pic.twitter.com/SFaZ9aP9hA— Rosa Conde (@rosacondetv) 25 de junio de 2017
Miguel Bosé aparecía desde la grada para cantar Me iré, y sin dejar hueco a ningún bajón, llegaba Vicente Amigo para ‘curar’ el Corazón Partío que más alegrías ha dado a la música.
En el estribillo una plataforma alzaba a Alejandro como si quisiera bajar la luna, como llevaba prometiendo 20 años y el público se entregaba totalmente a aquellos versos que han traspasado generaciones.
David Bisbal aparecía preguntándose, una vez más, ¿Y si fuera ella? y le siguió un Manu Carrasco que llegaba en Ese último momento.
Alejandro agradecía el esfuerzo de todo el equipo y cerraba el concierto con «nuestros 20 años».
Al anunciar el final del concierto el cielo empezaba a llorar, justo cuando empezaban los bises con ¿Lo ves? y una maravillosa puesta en escena, No es lo mismo, Tu letra podré acariciar y Pisando fuerte cerraron una apoteósica fiesta de cumpleaños en la que no faltaron invitados, confeti, ni fuegos artificiales.
Hubo un momento en que las pantallas no mostraban al ídolo y los que ocupaban las sillas más alejadas no veían lo maravilloso de la escena plagada de «margaritas» junto a Antonio Orozco. Entonces se escucharon los silbidos que suplicaban poder disfrutar de la imagen.
Pronto lo arreglaron y volvió el Paradise, junto a varios niños que pusieron ritmo al momentazo.
La primera vez que fui a un concierto fue a uno de Alejandro Sanz, y desde entonces siempre que he tenido oportunidad he intentado estar en el mismo lugar a la misma hora que él. Pero lo que he vivido hoy no «es lo mismo».
Nunca había asistido al «cumpleaños» de unas canciones con tantísimos artistas dándoles un nuevo «rostro y otro nombre diferente y otro cuerpo» pero seguían siendo ellas. Tampoco podía imaginar que el «padre» de esos temas estaría tan emocionado que «solo podría amarlos».
Antes de su álbum «Más«, Alejandro ya había lanzado su carrera, lo mismo que antes de este concierto el artista ya estaba más que consagrado. Pero, desde luego, tanto el lanzamiento de aquel «Corazón Partío», como la celebración de este evento corroboran «amigo mío, que sí es inteligencia y sabiduría, y también es tu manera de decir las cosas, y tu trabajo y tu idioma» lo que han hecho de ti uno de los cantantes más influyentes de las últimas décadas.
Esta noche, hemos descubierto por fin sobre el escenario a tu famoso «charquito de estrellas», le has puesto al «cielo nombre, tu nombre» y «mañana cuando salga el sol se morirá de envidia por lo que pasó».
Alejandro Sanz hoy ha curado todos aquellos corazones que hace 20 años dejó partíos, recordándonos la promesa que le hizo a una margarita: «Que aprendamos a crecer sin que caduque la pasión» y que él ha cumplido con creces como toda la generación a la que ha dado voz.
Auguraban que esta cita iba a ser el show más espectacular de la carrera del artista y lo ha sido: un año de preparación, grandes estrellas nacionales e internacionales, cerrando musicalmente el Calderón y el mayor número de músicos que jamás hayan compartido un mismo escenario. Gracias Alejandro porque, aunque seamos de letras (de tus letras) hemos aprendido a sumar contigo: ¡Por muchos «Más»!
Me llevo el calor de toda una vida compartida. Por muchos años MÁS. Gracias #MásEsMás pic.twitter.com/HTrSnqAj2Y
— Alejandro Sanz (@AlejandroSanz) 24 de junio de 2017
(Y ahora «voy a inventarme el final: diré que me besas y al darte la mano oiremos violines y ‘amanecerá’ así cuando me entere que no estás aquí, al menos mi crónica me dirá que sí». Sí, «podría ser más educada, pero el alma solo entiende de emoción y si hay Dios seguramente entiende MI emoción».)
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