La dieta mediterránea y la reducción del consumo de sal ayudan a controlar la presión arterial
El peligro que presenta la hipertensión arterial (HTA) es la casi total ausencia de síntomas en sus etapas iniciales, que dificulta un diagnóstico precoz. Cuando queremos darnos cuenta, los “órganos diana” ─corazón, riñones y cerebro─ ya han sido dañados y pueden provocar otras patologías crónicas o accidentes cardiovasculares como ictus o infarto. Sólo entonces se toma conciencia de la importancia del control de esta enfermedad silenciosa.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la hipertensión provoca el 45% de muertes por cardiopatía y un 51% de las muertes por fallos cerebrovasculares, con más de nueve millones de fallecidos al año. De hecho, en España un tercio de los 14 millones de pacientes que sufren esta enfermedad no están diagnosticados.
¿Qué podemos hacer para evitar estos riesgos? Los médicos recomiendan tomar la tensión periódicamente y controlar que los niveles máximos y mínimos se encuentren siempre por debajo de 140/90mmHg, siendo lo ideal tener cifras inferiores a 120/80mmHg. Para ello, desde Super Premium Diet, el servicio de asesoramiento nutricional en farmacias del Grupo NC Salud, señalan la importancia del nutricionista para cambiar hábitos y llevar una vida saludable. Está demostrado que la mejor forma de prevenir la HTA es mediante la normalización del peso y para ello se debe contar con el asesoramiento profesional. La importancia de este control del peso se debe a que el riesgo de aparición de hipertensión arterial es dos y tres veces mayor en personas con obesidad.
Entre las recomendaciones para cuidar nuestra alimentación se encuentran los siguientes consejos:
– Dieta mediterránea hipocalórica. Es la dieta más recomendada a nivel internacional porque se ha comprobado científicamente que reduce el riesgo cardiovascular, como señala el estudio Predimed. Cinco piezas de fruta al día, más verduras que pescado o carne, legumbres, carbohidratos integrales y sobre todo ácidos grasos saludables procedentes del aceite de oliva virgen y los frutos secos crudos son algunas de las características de esta dieta.
– Reducir el consumo de sal. Los alimentos procesados y las conservas tienen altos índices de sal añadida -etiquetada como sodio-, que no debería superar los cinco gramos diarios. Para reducir su consumo se pueden aliñar los platos con hierbas aromáticas y especias.
– Hábitos de vida saludables. Quizás sea lo más difícil pero no menos necesario: dejar de fumar, caminar o realizar actividad física como mínimo 30 minutos diarios, correr, nadar o montar en bicicleta al menos tres días a la semana, dormir suficientes horas y reducir el estrés también contribuyen a controlar las cifras de la tensión arterial.
Estos cambios en la alimentación y la actividad física también nos ayudarán a mejorar los niveles de colesterol y glucosa en sangre, controlando al mismo tiempo la hipertensión y mejorando la salud cardiovascular. “Siguiendo estas recomendaciones generales en nuestra alimentación diaria, estaremos apostando por la salud y por la prevención, reduciendo el riesgo de desarrollar HTA o ayudando a controlarla en caso de ser hipertenso”, explica el doctor Carlos Fernández, director médico del Grupo NC Salud. Para conseguirlo, se debe buscar el asesoramiento nutricional, con una atención 360º para los pacientes. “La consecuencia directa de estas saludables acciones será la reducción notable del riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares en el futuro, siendo clave el papel que juega el nutricionista Super Premium Diet a nivel del tratamiento dietético, ya que seguirá muy de cerca nuestra evolución y nos facilitará este cambio de rutina de forma personalizada”, señala el doctor.
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