¿Envidias a la vecina porque el suelo de su cocina brilla más que un anillo de diamantes? Sí, ella vive sola, tiene tiempo para ir a trabajar, ejercitarse en el gimnasio, irse de cañas con sus amigas y dar lustre a su hogar cada día. Una situación envidiable. «A esta la quería yo ver con hijos», estarás pensando.
Pero a partir de ahora no sentirás tirria por tu compañe
«»ra de escalera. Tener la casa como un jaspe no está reñido con vivir con niños. Quizá te parezca una utopía, pero mediante unos sencillos trucos, lograrás que tu residencia luzca ordenada sin tener que sortear por el pasillo esas pelusas semejantes a las bolas que ruedan en los desiertos del lejano Oeste.
Siguiendo estos consejos, será la vecina la que se pregunte qué súper poder has desarrollado para desempeñar las obligaciones diarias y mantener esa sonrisa y ese aspecto tan lozano. Apunta:
Tu madre se enrolla como las persianas, así que mientras te cuenta por teléfono qué ha ocurrido hoy en la telenovela, tú puedes limpiar el polvo de la mesita del salón o recoger los platos del lavavajillas. Y ¿por qué no? Planchar mientras ves tu programa preferido no te resultará tan aburrido.
Parece una tontería, pero si colocas la bandeja en su sitio justo después de usarla, no se te acumulará el trabajo. Repitiendo esto con cada situación, ganarás tiempo para dedicarle a tus pequeños con la tranquilidad de saber que tu casa ya está en orden.
Si repartes las labores a lo largo de la semana, evitas pegarte la paliza el sábado, una jornada ideal para pasarla jugando con tus niños, ¿no crees? El lunes dedícate al baño, el martes, a su habitación… La organización es fundamental.
Las claves anteriores eran unos simples, pero importantes, apuntes para exprimir tu valioso tiempo al máximo. Eso sí, la recomendación principal para mantener tu casa ordenada con niños es hacerles partícipes a ellos de estas labores. Recuerda que en la educación de los menores dar ejemplo resulta fundamental y la limpieza es una obligación con la que tendrán que vivir.
Además, adecentar vuestro hogar no tiene por qué ser un aburrimiento. Tomarse el orden como un juego sirve para convertir una exigencia en una diversión. ¿Por dónde empiezo?, te preguntarás. Atiende a estos consejos y matarás dos pájaros de un tiro: tendrás la casa limpia y unos hijos satisfechos:
Cada juguete debe tener su lugar específico. Si dibujas su habitación según ha de estar ordenada y el pequeño se ve en la pintura, se sentirá partícipe de este proceso de limpieza y colocará su cuarto tal como lo has representado.
Pasar la bayeta a la mesilla y aprender a doblar la ropa se puede canjear por un helado. Barrer la habitación y recoger las migas del bocata de chorizo vale por un capítulo más de sus dibujos de cabecera. Las pequeñas recompensas incentivarán a los niños a colaborar.
Enséñales con las palabras y con el ejemplo que una persona que mantiene el orden en casa mantiene el orden en su vida. Estas lecciones les ayudarán a ser más minuciosos en otros terrenos y, al estar concienciados, se involucrarán aún con más fuerza.
Ya lo ves, tener la casa ordenada con niños no solo favorece el bienestar al disponer de unas estancias impolutas. Invitarles a desempeñar las tareas del hogar les hará personas más responsables y comprometidas.
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