7 discusiones típicas entre hermanos

Redacción Cadena Dial

Escúchame, compréndelo, que dirían Camela, atrás quedaron las familias numerosas que vivían en un piso de 50 metros cuadrados. Ahora vives en un apartamento, tienes espacio para jugar un partido de fútbol en el comedor y convives con tus padres y con alguien más: tu hermano/a.

Tus celos hacia ese okupa del corazón de tus queridos padres y de tu cuarto no dejan de crecer y ya no puedes con la vida. ¿Quieres repasar las discusiones más clásicas que has tenido o tendrás con tu adorado familiar?

Inicios de discusión más habituales

En este subgrupo podríamos incluir las siguientes discusiones:

¡Eso es mío! Efectivamente, lo que te regalaron tus padres con tanto cariño es tuyo y de nadie más. ¿Quién se ha creído ese/a mocoso/a para tocar lo que no es suyo?

¡Yo no he sido! Exacto, sabes perfectamente que sí, que eres culpable, pero por la cuenta que te trae has de negarlo hasta el final. Da igual que lleves la boca llena de chocolate, que tengas algún trozo de lo que has destrozado pegado en la camiseta o todo lo que quieran decirte. Niégalo todo y cruza los dedos.

Eres el/la pequeño/a. Que traducido resulta el inicio de una larga serie de frases, como la legendaria «cuando seas padre comerás huevos», que se resumen en un gran: ajo y agua.

Quiero ver mi programa favorito. Si solo hay una televisión lo llevas claro. Si eres el mayor puedes tener suerte, a no ser que tus padres digan lo contrario, pero si eres el pequeño sabes que no lo vas a ver. Patalea que igual les das un poco de lástima.

El que parte y reparte… Exacto, tienes más hambre que el perro del afilador, han comprado pizza y observas cómo tu hermano se lleva un trozo enorme mientras a ti te dan una ración normal. ¿Intentarás despistar a tu familiar para quitarle algo de comida? Sí, pero recuerda que la discusión puede ser traumática.

Quieres ser copiloto. Ya eres mayorcito, no necesitas esa silla horrenda de astronauta en la que te sentaban cuando eras bebé y te gusta ir sentado junto al conductor. ¿Por qué tiene que sentarse siempre tu hermano y a ti dejarte al margen? Nadie lo sabe, pero esta discusión es tan clásica como inevitable.

¡Que no aguanto! Si vives en un piso normal y corriente con un solo baño ya sabrás que tu hermano/a se lo toma con mucha calma. Aporreas la puerta, cruzas las piernas, paseas por el pasillo y temes hacerte tus necesidades encima. La vida es así.

Un clásico

Como te chives te mato. Esta bonita frase la suelen espetar los adolescentes a sus hermanos menores cuando regresan de una noche más que animada o cuando rompen algo. No te preocupes, usa esta información en su debido momento y chantajea todo lo que puedas. Sí, suena mal, pero hay cosas peores en la vida.

 

Las comparaciones siempre son odiosas y es más que probable que te encuentres siempre en desigualdad de condiciones, pero tus padres te quieren y lo sabes. Además, las mejores discusiones con tu hermano llegarán cuando crezcas.

Discusiones adultas

Tu hermano va a seguir erre que erre durante toda su vida. Cuando dejéis a un lado la adolescencia empieza el baile. Será entonces cuando critiques la cara dura de tu «cuñado», la insoportable levedad del ser de tu «cuñada», la pésima calidad de la mortadela que te sirvió en la cena de Navidad y por qué tus padres le pagan la hipoteca.

Hasta entonces recuerda estos consejos y prepárate para intentar llevarte el gato el agua cuando te sea posible. ¡Diversión asegurada!