Pero esto no solo es aplicable a los adultos, sino también a los más pequeños de la casa.
Relajarse es «bajar la actuación emocional» y la mejor manera de hacerlo es enseñarles técnicas de respiración, todos los días, un ratito.
Los niños siempre suelen ser muy activos y descontrolados desde una temprana edad. Los padres comienzan a perder el control y los mandan a callar o a tranquilizarse constantemente. Pero esta no es la manera adecuada para tratar estos casos.
Para empezar la semana relajados podemos utilizar ciertos trucos para que un niño esté más sereno, como es debido. Por ejemplo, apretar un limón fuertemente y luego relajar la mano ayuda a la concentración y tranquilidad. También existen otros métodos con los puños o la mandíbula que mejoran la respiración y la relajación de cada uno.
Relajarse significa bajar la activación emocional. Los nervios juegan malas pasadas en el estómago y puede verse plasmado en el sudor de las manos o taquicardia, entre otros.
Antes de que den una patada o se enfaden, los niños tienen que aprender a pisar el freno y pensar con la cabeza.
Que los niños vayan a yoga ayuda bastante. Aunque resulte raro, apuntarlos a esta actividad mejora en la tranquilidad de los peques, al igual que en la respiración y relajación.
Hay que tratar que no se enfaden, cuando pierden los nervios se bloquean totalmente y no logran salir de ese bucle y se repite este tipo de conducta una y otra vez, constantemente.
¡Escucha aquí los consejos de Supernanny! (06.06.2016) Y cada semana, no te los pierdas en Atrévete.
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