En realidad, nos lo desvela Gabriela Brieba, Investigadora de Biomedicina de la Universidad de La Laguna y asesora de seguridad alimentaria. Ella insiste que en el supermercado DEBEN estar en refrigeración porque los huevos siempre salen de la gallina con microorganismos. Lo que ocurre es que se venden muy rápido, la temperatura de los establecimientos está a menos de 20 grados y nada más adquirirlos los llevamos al frigorífico de casa. Así, no se rompe la cadena del frio.
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