Es el caso del hijo de Lidia. Tiene cinco añitos y su abuelo acaba de fallecer. Le habían dicho que iría al cielo, pero luego le ha visto en el ataúd en el entierro, por lo que no entiende qué es lo que ha pasado.
Es por ello que pide ayuda a nuestra experta en niños, Supernanny.
Siempre resulta complicado hablar sobre estos temas. Por un lado, ya que se habla de un ser querido que ha perdido la vida y no es fácil entablar una conversación sobre ello sin emocionarse. Y por otra parte, los niños son demasiado curiosos y no entienden qué es lo que ocurre realmente cuando alguien fallece.
Es primordial decirles la verdad siempre. Se puede decir que ha ido al cielo, pero no hay que olvidarse del término «muerte». Tienen que comenzar a comprenderlo y darse cuenta que nunca más volverán.
Suena duro, pero sino luego llegan las complicaciones a la hora de explicar la situación. Mejor desde el principio y que vaya sacando sus propias conclusiones.
¿Cómo se hace? Buscando el momento adecuado para sentarte con tu hijo y decirle la realidad, aunque también se puede añadir que es bonito poder recordarlo y pensar en el ser querido cuando uno quiera.
Se puede afirmar que se ha ido al cielo su abuelo, pero debe incluir la muerte de ese ser humano, el niño tiene que ser consciente de que jamás volverá, aunque siempre permanecerá el recuerdo en su corazón.
A medida que pasen los años, su hijo llegará a comprender mejor las cosas y dejará de hacer preguntas incómodas acerca de este tipo de sucesos. Con la vida aprenderá, pero hay que ir abriéndole el camino hacia la realidad del asunto.
La muerte es sinónimo de dolor y sufrimiento, pero con el tiempo ese malestar desaparece y se convierte en un sentimiento de amor y pensar en que algún día volverán a verse las caras, ya sea en la tierra o en el cielo.
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