Los niños a veces se pasan de la raya y no respetan a los demás contrincantes en su deporte.
Es por ello que Rocío Ramos-Paul, Supernanny, visita Atrévete para hablar de niños, competitividad y premios.
Es importante saber cómo competir correctamente para que sea estimulante.
La competición es pura supervivencia. Muchos niños quieren ser el mejor en el deporte que practican, buscan destacar sobre el resto, aunque otros tienen en cuenta las normas del juego y lo realizan como debe ser, sin acabar con quién se tiene al lado.
Tampoco tiene nada de malo querer ser un experto en el deporte que se practica. Pero se debe tener respeto hacia el resto, no hay que pasar los límites.
Lo importante siempre es participar, no tener que ganar, dado que si alguna vez se pierde, la frustración será bastante grande, al igual que la tristeza. La meta debería ser mejorar en el ámbito, no alcanzar el premio.
La competitividad estimula la motivación interna. Mejorar la capacidad y estimular el cuerpo para la tarea que se va a desarrollar.
Dejando la competitividad a un lado, también hay que hablar de la importancia del premio tras haber acabado de hacer deporte.
Para llegar al premio se debe pasar por diversas fases, es decir, currárselo. Tener esa motivación para llegar a la meta que uno espera.
Si uno sabe que obtendrá un beneficio al acabar, no estimulará al niño adecuadamente. Alcanzar un objetivo tras el esfuerzo de semanas, e incluso años, es la recompensa prioritaria.
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