Todo esto tiene su explicación… y es absolutamente producto de la química de nuestro cuerpo.
¿Por qué tenemos sensación de hambre?
Es un mecanismo ancestral... tan primitivo como la especie humana que alertaba al individuo de que debía comer ante la escasez de alimentos. Y ese protocolo sigue vigente en el ser humano hoy en día involucrando, como antaño, fundamentalmente a dos hormonas.
La primera de ellas se activa justo después de comer. Se llama GLP-1 y reduce el apetito. Al tiempo, reduce los niveles de otra hormona clave, ghrelina u hormona del hambre.
Así cuando perdemos peso aumenta la hormona del hambre lo que nos provoca ese efecto rebote: la sensación de estar hambrientos todo el día. Las células comienzan, además, a transformar más calorías en grasa.
El secreto para controlarla es lograr mantener la dieta durante al menos ¡12 meses!. En ese año, los niveles de la ghrelina disminuyen y se produce el efecto inverso: hay un aumento en las hormonas que inhiben el apetito.
El organismo encuentra un equilibrio hormonal estable, lo que ayuda a que la pérdida de peso se mantenga