Si se pone a dieta sin la supervisión de un nutricionista, corre el riesgo de ser víctima del efecto yo–yo cuando la abandone: recuperará más peso del perdido y en un tiempo récord.
Internet está plagado de dietas que prometen resultados rápidos. Sin embargo, este tipo de plan de adelgazamiento suele restringir totalmente algunos grupos de alimentos (monodietas), por lo que no aporta todos los nutrientes necesarios para la salud en cantidades adecuadas. ¿Las consecuencias? Produce déficits de nutrientes esenciales para el buen funcionamiento del organismo y, cuanto más tiempo se mantiene este patrón de alimentación, mayores son las repercusiones para la salud.
¿Por qué ocurre el efecto yo–yo?
Al ser dietas con un bajísimo contenido en calorías, además de producir sensación de cansancio y hambre, obligan al organismo a utilizar las reservas de energía (grasas y proteínas almacenadas). Lo cual significa que utiliza los músculos como fuente de energía, reduciéndose así la masa muscular y, al mismo tiempo, el gasto energético diario.
Esto último ocurre porque el organismo entra en una especie de “modo ahorro” para no necesitar tantas calorías, una situación que es más o menos permanente en función de nuestra actividad física: si somos activos, físicamente hablando, recuperaremos nuestra masa muscular una vez restablezcamos un correcto aporte de calorías; pero si no practicamos ejercicio, o lo practicamos con poca frecuencia, nuestro metabolismo permanece reducido y al restablecer nuestra alimentación habitual recuperamos el peso perdido y un poco más (efecto rebote o efecto yo-yo). Las personas en esta situación, si no activan su metabolismo con actividad física y una dieta equilibrada, encontrarán grandes dificultades para perder peso en el futuro, a pesar de hacer dieta.
Lo ideal es ponerse en manos de un nutricionista en www.superpremiumdiet.com para que realice una valoración de las necesidades diarias, lleve a cabo estudios de antropometría, y en base a esta información y al estado de salud de la persona, haga una recomendación dietética y fije una próxima consulta a los 7–15 días. A partir de ahí, es idóneo visitar a la nutricionista periódicamente para revisión: seguimiento de la evolución del peso, de la composición corporal y reajuste de la dieta en cada visita.
Aunque existen consejos generales aplicables a la población general como evitar los fritos y embutidos, favorecer el consumo de verduras y frutas frescas, limitar el azúcar y el alcohol, etcétera, el papel del nutricionista es clave porque sabe aplicar las generalidades a cada caso particular, dando consejos concretos para cada momento del día y asegurando que la evolución de la dieta de adelgazamiento es saludable.
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