Después del parto se pierden entre 5 y 7 kilos (por el bebé, el líquido amniótico y la placenta), así que el camino es más corto. Algunos cnsejospara que vuelvas a gustarte cuando te veas en el espejo:
1) Descanso: durante el embarazo cuesta trabajo dormir bien, la barriga, los achaques y bochornos dificultan alcanzar un sueño reparador. Claro que una vez que nazca tampoco es fácil por los horarios de alimentación y las demandas del bebé, pero sí puedes, ponte de acuerdo con tu pareja para que entre los dos os encarguéis de los cuidados. Recuerda que un buen descanso te aporta vitalidad y energía, que necesitarás para sentirte mejor y echarle más ganas al proceso de recuperar tu peso.
2) Talla; no te obsesiones con la que tenías antes. El cuerpo cambia tremendamente durante el embarazo, bueno hasta los pies crecen. Claro que puedes recuperar la figura el 100% pero no olvides que es un proceso que lleva tiempo. Si tardaste 9 meses en engordar, no pretendas adelgazar en unos cuantos días. Ve a tu propio ritmo, no te compares con las demás (mucho menos si son estrellas que en parte viven de su físico) y reconoce todos tus avances, por muy pequeños que sean.
3) Ejercicio; no comiences algún plan de ejercicio hasta que transcurran mínimo 4 semanas si el parto fue natural o 6 si fue por cesárea. Los ejercicios de Kegel para recuperar los músculos del suelo pélvico, abdominales y ejercicios para fortalecer los pectorales son los más indicados. Caminar e inscribirte a una clase de Pilates también pueden ayudarte mucho.
4) Amamantar; además de los beneficios comprobados para la salud general del recién nacido, durante la lactancia las mujeres siguen perdiendo peso. Es importante que consumas muchos líquidos (evitando los azucarados), para estimular la producción de leche. Durante esta etapa es probable que el hambre aumente, los especialistas recomiendan incluir en la dieta pescados grasos (atún, salmón, sardinas, etc.) y consumir porciones pequeñas varias veces al día.
5) Dieta balanceada; lo más recomendable es acudir con un nutricionista que desarrolle un plan de alimentación personalizado de acuerdo a tus necesidades. Si por alguna cuestión no puedes tener acceso a un especialista, evita las dietas milagrosas o que no incluyan algún grupo alimenticio. Reducir las porciones, evitar los alimentos chatarra y hacer ejercicio te pueden funcionar a la perfección. Recuerda que lo importante es la constancia.