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Sí, tengo pareja, ¿y ahora qué? Las dificultades de la vida en común

Juani Femenia

La pareja siempre es un apoyo en el que se construyen las emociones y es así, porque en ella se establecen el compromiso verdadero y los valores que ambos defienden, bien por separado, bien a la vez. Esto no implica que cada uno cumpla su papel establecido y se limite en exclusiva a hacerse valer dentro de sus funciones asignadas. Sino que ha de ser coherente en su interacción con el otro y contar con los recursos suficientes como para saber cambiar de categoría cada vez que se presente una situación difícil.

Por ejemplo, en la educación de los hijos, en la conciliación de la vida laboral y familiar, durante el tiempo de ocio y las relaciones entre familiares y amigos; para que cualquiera de los dos pueda decidir por el otro sin que ello suponga la antesala de una crisis. Esta herramienta de mimetismo emocional conseguirá que los pilares se vuelvan más sólidos desde el momento en el que los dos aprendan a conocerse y a interactuar, cada uno en el otro, sin que eso altere su verdadera identidad.

Por esta razón, es muy importante consolidar el apoyo mutuo y definir la esperanza a cualquier logro, ya que ambas partes trabajan en igualdad de condiciones. Es decir, que se puede apostar por algo, se puede cambiar de rumbo y se debe alentar a quien más se esfuerza para que vea que nada es en vano y que en definitiva, los resultados serán tan comunes como beneficiosos a los dos.

De ahí que sea vital poner en práctica la generosidad, cuidar del compañero deseando su bien, en el aprendizaje de ceder a tiempo y sobre todo, en el trabajo hacia una actitud de empatía con las necesidades del otro. Cuando se impone el deseo individual a toda costa, sin entender las prioridades de quien amamos, se pierde el verdadero sentido de la complicidad, y sobre todo, el de la complementariedad.

Vivir en pareja no significa alcanzar un estatus aislado que poco o muy poco tiene que ver con el grado de afinidad de la persona que comparte desde el principio un interés común, sino todo lo contrario. A mayor rango de coincidencias e intercambio de funciones, más fácil será situarse en la perspectiva del otro a la hora de tomar las decisiones correctas.