Cada año, el día 1 de Diciembre se conmemora el día mundial de la lucha contra el SIDA, una enfermedad que ya ha sido controlada, por lo menos en países desarrollados como el nuestro. Hay medicamentos que consiguen tener una vida tan saludable como la de una persona completamente sana. Quizá esto sea lo que nos haya hecho perder el miedo a un posible contagio y a padecer dicha enfermedad, y vaya en primer lugar nuestro mensaje de no relajación ante el VIH, ya que aunque esta enfermedad se haya convertido a día de hoy en crónica, no deja de ser una puerta abierta a otras posibles infecciones o enfermedades.
Pero hoy quería hablar del VIH y las relaciones de pareja. Del miedo a contar nuestra afección o del estigma que aún existe en la sociedad con las personas infectadas. Me pareció muy interesante la historia de Sergio (nombre ficticio) y aquí os la deja para que tomeis nota de como pareja y VIH tambien son compatibles.
“Decirlo me sirvió muchísimo. Cenamos, charlamos de cualquier tema y salió solito, muy naturalmente. Realmente me sentí muy cómodo al decirlo”, así recuerda Sergio esa noche, a la que tanto miedo le tenía. Pero llegar a hacerlo tan natural y cómodamente no fue simple. Sergio comenzó a asistir a uno de los talleres grupales con el objetivo de aprender a hablar de VIH “tranquilamente, abiertamente y sin tapujos”. Para él será fundamental lograr plantearlo cada vez que tenga una relación, aunque sea esporádica, “porque los demás también tienen derecho a elegir con quién estar y cómo hacerlo” opina.
La relación de Sergio no prosperó y esta historia de amor no tiene -todavía- un final feliz, aunque fue un gran paso adelante. “Para mí esto fue un punto de inflexión, porque pude hablarlo naturalmente”, se alegra. “Creo que lo que tenemos que tener en claro es que hay gente que nos va a rechazar. Es una postura frente a la vida, habrá de todo. Si conoces a alguien, le cuentas y te da la espalda…es que no era la persona adecuada, ya vendrá otra. Estoy seguro de que en algún lugar está y de que dependerá también de cómo uno se planta ante la problemática”, concluye.
Es importante aclarar que la decisión de cuidarse la toman las dos personas que componen una pareja, más allá de que una de las dos viva o no con VIH y más allá de que se haya animado o no a decirlo.