Todos somos tímidos en mayor o menor medida, y por tanto, celosos guardianes de nuestra intimidad hasta que encontramos a la persona adecuada que comparta nuestros secretos más ocultos. Este estado anímico propio del ser humano se aprende a controlar a través de la interacción con otras personas desde niños, con la socialización y la comunicación. Cuando no es así, este trastorno puede derivar en un reto desafiante, y que de no superarse por sí solo, requerirá siempre de la ayuda de una terapia especializada. Cuando la timidez se define en un único aspecto de la vida de una persona, bien en el amor, o bien a la hora de encontrar pareja, nos adentramos entonces en un ámbito más especializado, y hasta cierto punto, de fácil solución. Puede ser que la persona se vuelva tímida solo con quien le despierta cierta atracción, que podrá o no dispersarse, cuando los dos se den a conocer y empiecen algo juntos. O no, si por el contrario la timidez se asienta en la vida de ambos hasta la saciedad y sin ánimo de facilitar la convivencia entre ellos. Se tratará de un verdadero conflicto emocional por una falta de seguridad en la autoestima y de la propia capacidad de reacción de quien aquí consideramos «el tímido».
Aún así, existen diferentes grados de timidez y son dichos grados los que determinan la incapacidad de aquellos sujetos que según en qué caso, presenten mayor vulnerabilidad en función de la influencia que ejerza sobre ellos la persona de quien podrían estar enamorados, hasta el punto de entrar en fase de bloqueo. Una técnica positiva e igualmente útil consistiría en no idealizar a quien les produce dicha inseguridad, del mismo modo que para él o para ella, esa persona también tendrá sus cosas buenas y malas, ya que nadie es perfecto.
El autocontrol ante la exigencia hacia uno mismo, no excesiva, y el carácter paciente, irán poco a poco marcando tus propios logros. Cada vez te sentirás mejor, con mayor comodidad y el supuesto rival observará de buen grado, que contigo puede fluir una empatía natural y una respuesta constructiva, porque se incentivarán otras cualidades en los dos en vuestro propio beneficio.
Sin duda, si algo no te gusta de ese aspecto tuyo, distante, y que te crea cierto complejo, utiliza otras armas que creas que solo a ti te identifican, y sácales el máximo partido. Por suerte, ni todos somos lineales en un aspecto de nuestra personalidad, ni tampoco tenemos el don de ser perfectos para todo el mundo. Por eso, no limites tu personalidad al hecho de ser o no tímido. Con toda probabilidad, siempre existirá alguien que lo será incluso más que tú.
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