Por Silvia Olmedo
Los paparazzi en Hollywood ya no buscan al famoso de turno en los restaurantes, playas o las calles de Rodeo Drive, ahora saben que sus mejores fotos están en la entrada del supermercado local de comida biológica, en particular, de Wholefoods. Allí podrán obtener instantáneas de las grandes estrellas, sin maquillaje ni arreglos glamurosos, escudriñando detenidamente las etiquetas de los envases. Pero ya no buscan las calorías que tiene la comida. si no los conservantes y pesticidas que tienen. Y es que las celebrites se han sumado a esta gran pasión por la comida sana.
Nadie critica que los famosos intenten comer más sano, el problema viene cuando se vuelve una obsesión. Para casi el 5% de los estadounidenses ya no es una cuestión de elegir comida sana si no de estar puros. Buscan asegurarse que toda la comida que se llevan a la boca esté completamente libre de químicos, pesticidas, aditivos, colorantes, conservantes, azúcares añadidos, transgénicos etc.
Conforme la obsesión crece dedican más tiempo a planear su alimentación, algunos acaban suprimiendo grupos de alimentos y presentando déficits severos en su alimentación. Pueden pasar horas eligiendo sus alimentos, siguen patrones estrictos a la hora de prepararlos usando utensilios de cocina libre de químicos. Algunos llegan aislarse socialmente, es en lo único que piensan incluso dejan de acudir a comidas si no tienen un control total sobre el menú. Si prueban un alimento que no está controlado por ellos el malestar que sienten puede llevarlos a somatizar reacciones parecidas a las alergias.
La ortorexia no esta incluída en el DSM-5 (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales), pero la mayoría de los expertos ya lo incluyen como un trastorno más de la alimentación.
Nadie cuestiona que comer sano es bueno, pero cuando nos preocupamos constantemente por el daño que los alimentos pueden causar, estos pasan a ser percibidos como una amenaza generando ansiedad ante algo tan natural como es comer. Por eso es importante evitar exponerte al exceso de información disponible en a red que sobredimensiona los ingredientes dañinos de muchos alimentos.
Si la próxima vez que vas a introducir el tenedor en tu boca te cuestionas que tan sano será ese bocado en vez de anticipar el placer de degustarlo, estás un paso más cerca de que tu obsesión por lo sano te enferme.
*** Artículo por Silvia Olmedo, psicóloga, experta en divulgación y escritora. Puedes seguirla en Facebook, Twitter e Instagram.
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