Discutir es natural pero hay que hacerlo bien.
La primera premisa que debemos tener en cuenta es que nuestra pareja no tiene porqué pagar los platos rotos de lo malo que nos ocurre en la vida.
Donde hay confianza da asco y, por eso, proyectas sobre tu pareja toda la frustración que te ha generado un mal día, una discusión en el trabajo o cualquier malentendido con un amigo
Lo cierto es que la pareja está para servirnos de apoyo, para darnos ánimo y para permitir que nos mostremos en toda nuestra «desnudez». Pero de ahí a utilizarla como saco de todos nuestros golpes hay un mundo. Es importante que nos desahoguemos con ella, pero siempre guardando las formas y sin olvidar que nuestra pareja no es culpable de nada
Volver a sacar el muerto
Hay temas recurrentes en las discusiones de pareja, que salen sí o sí cuando tenemos un encontronazo con ella, aunque el origen de la discusión no tenga nada que ver con «los fantasmas del pasado» que siempre sacamos a colación cuando nos vemos acorralados. Y es que muchas parejas se enzarzan en discusiones interminables que no les conducen a ninguna parte más que a terminar culpando a la otra persona de todo lo que les ocurre. Peleas que no conducen a ninguna parte y que solo consiguen erosionar a la pareja
Plantarnos reglas a la hora de discutir
Parece una tontería, pero no lo es. Es importante establecer normas de comportamiento a la hora de debatir con nuestra pareja. La primera y, quizá, la más importante es guardar el respeto y medir siempre lo que decimos, porque nuestra ira no nos da licencia para decir o hacer cualquier cosa
Y, por supuesto, debemos evitar los gritos, los insultos, las humillaciones.
Evitar la tarde-noche para iniciar una pelea
La nochecita que pasaremos tras la discusión puede ser «toledana» y, encima, nos levantaremos con mayor resentimiento.
Todo tiene su fin: aprende a parar
Donde no hay ganancias, todo son pérdidas. Por eso tenemos que aprender a detener la discusión, darnos un tiempo para la reflexión y emplazarnos a «un nuevo asalto» con el suficiente margen de tiempo para coger aire y respirar
Discutir es necesario ¡de veras!
Lo que nos molesta, lo que nos hiere, no debemos enterrarlo. Hay que hablar, expresar nuestros sentimientos….
La pareja perfecta no es aquella que no discute nunca, sino aquella que sabe limar sus diferencias de forma pacífica y conciliadora
Durante la vida en pareja van a surgir conflictos y hay que resolverlos. Meter la «porquería» bajo el felpudo no sirve para nada. Es complicado, para muchas personas hablar de lo que va mal, pero es necesario hacerlo para superarlo. Los hombres se sienten más incómodos a la hora de abordar ciertos problemas. Las mujeres, por el contrario, parecen dispuestas a debatirlo todo. Y, como siempre, en la justa medida está la virtud
Hara Estroff Marano, editora de la revista Psychology Today, propone una serie de normas básicas que todo el mundo debería seguir para mantener una relación sana con su pareja ¡toma nota!
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