Una de las cosas más positivas del verano es «acabar con la rutina«. Llenamos el tiempo de todas aquellas cosas que no podemos hacer el resto del año, por la rigidez de los horarios laborales y demás obligaciones.
El verano es una época de liberación, de disfrute e, incluso, de excesos. Y todo ello reporta beneficios siempre que mantengamos a raya estos últimos. El más universal es, quizá, romper con los hábitos de alimentación que tanto nos han costado adquirir.
Caer en la tentación es muy fácil: los viajes, las comidas fuera de casa, las fiestas, el incremento de consumo de bebidas y productos azucarados…
Por eso, debemos procurar respetar durante la canícula algunas de las rutinas que nos acercan a la vida sana: una variada alimentación, un sueño reparador, una actividad física moderada, alejarse del tabaco y el alcohol y renunciar durante un tiempo prudencial a las obligaciones que para muchos implican los aparatos electrónicos (móviles, tabletas, ordenadores).
Con el objetivo de no descuidar las costumbres sanas, la Federación Española de Industrias de la Alimentación y Bebidas (FIAB) ha aportado algunos consejos saludables de cara a las vacaciones:
1. Sigue una alimentación equilibrada, variada y ajustada a tus necesidades. Para ello deberás tener en cuenta tu estado físico, cuánta actividad física realizas o tu edad, entre otras cosas. Si tienes dudas puedes consultarlo con un profesional.
2. Procura realizar cinco comidas al día: desayuno, media mañana, comida, merienda y cena. Siempre es más recomendable comer poca cantidad y de forma más frecuente.
3. Comer de todo, de manera moderada, es comer sano. ¡No hay alimentos buenos ni malos!
4. Realiza un desayuno completo todos los días, ahora que tenemos más tiempo, dedícale al menos 15 minutos a una de las 3 comidas más importantes del día. Realiza un desayuno variado, incorporando alimentos diferentes.
5. Acostúmbrate a leer las etiquetas de los alimentos y bebidas. Son la tarjeta de presentación del producto, te dan toda la información que necesitas para poder seguir una alimentación equilibrada.
6. ¡Muévete, lleva una vida activa!, en vacaciones sigue siendo activo, en la playa, en la montaña, camina, nada, aprovecha para disfrutar del aire libre. Además así absorberás más vitamina D importante para tu salud ósea.
7. Duerme lo necesario, como mínimo 7 horas. Así conseguirás que las hormonas que regulan el apetito estén equilibradas y se controle el aumento de peso corporal. Además, hay alimentos que por su composición favorecen el descanso, debido a su contenido en triptófano (pavo, pollo, leche, queso, pescado, huevos, verduras de hoja verde o fresas).
8. Realiza ejercicio físico de manera regular, como mínimo 3 días a la semana: correr, montar en bicicleta, jugar a las palas. Procura no practicarlo en las horas del día que más calor hace, así evitarás deshidratarte con mayor facilidad. La actividad física ayuda a prevenir enfermedades, mejora el estado de ánimo, disminuye el estrés, aumenta la autoestima y fomenta las relaciones sociales.
9. Hidrátate de manera regular, ¡Hay muchas opciones! Los síntomas de la deshidratación provocan reducción de la atención, abotargamiento, dolor de cabeza; la sed es el primer síntoma de deshidratación, evítela.
10. Si vas a conducir realice comidas ligeras. Las comidas copiosas y demasiado grasas, provocan somnolencia y digestiones pesadas. A la hora de la comida incluye recetas frescas y ligeras con verdura o ensalada de acompañamiento del plato principal. No añadas más sal a los platos elaborados.
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