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«Canciones de Diario», el día a día menos cuerdo de Estrella S.

Juani Femenia
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Porque la echabais de menos y a sus disparates también, os invito a leer una nueva entrega de las aventuras de Estrella S., la chica más tierna de Cadena Dial, imagen de sus propios sueños e inconformista en lo que el amor y la música se refiere. No le faltan ideas, pero tampoco tropezones. Disfrutadla y sobre todo, no dejéis de sonreír. Juani Femenía

Lunes, junio

Ay Dios mío! Que tenemos el verano encima y el bikini del año pasado ha encogido por sí solo en el cajón. Lo bueno de la lycra es que se adapta a los buenos y malos tiempos, incluso después de la última caja de bombones llorando “El cuaderno de Noah”. Qué película tan bonita y qué selecto es el destino con quien se encuentra a su paso.

No me negarás querido diario, que a mí me la tiene jurada.

El sino, el devenir o como más cursi te suene, me ha seleccionado sí, para llorarle desconsoladamente, esté sola o no, en casa, y aun por recomendar a mis amigos películas como ésta, que ellas solas se bastan para justificar mis kilos de más delante del televisor.

Los anuncios no son lo que parecen, que las modelos lloran cuando no comen lo que les gusta porque engordan. Claro que así cualquiera es modelo o actriz, que las modelos tienen una genética que yo no me puedo permitir… Tengo el azúcar muy bajo en los últimos análisis y Consuelo es mi segundo nombre.

Martes, junio

Atención, peligro en la planta 8. Tenemos nuevo chico en la oficina. Origen desconocido. Estado civil, gustos sociales, comida favorita, ocio y tiempo libre en “standby”. Adivina quién ha sido la primera en presentarse y ofrecerle sus parabienes… Y por mayores, porque Piluca no se corta ni con las aspas de su Thermomix. De la máquina en cuestión te hablaré en otro momento. El chico parece recién salido de un book de “Men’s health” pero sin photoshop.

Retoques los justos, al natural, como la belleza le dio a entender. No hace falta cruzar el charco para encontrarse con el Titanic atracado en la mismísima agencia en la que no sé bien qué hago los últimos cuatro años, y en la que por cierto, me tratan muy bien. Será porque no protesto por nada, siempre tengo un café en la mano para quien lo necesita, hasta un hombro al que acudir cuando estalla el gabinete de crisis. Porque ésta no se cura cambiando de empleo, ni tampoco en el altar.

Madre mía, no puede ser lo que ven mis ojos! Le está enseñando la tableta y es de escándalo! Qué falta de sensibilidad! Y yo a dieta después de la última película! Bombones a mí, todos me sientan mal!…

Miércoles, junio

Estoy cansada querido diario. Cada vez que bajo al súper me duele más el bolsillo. Lo ecológico claro que vende, y a unos precios, que no hay soltera que lo resista. Ya está decidido. Voy a montar mi propio huerto urbano. No sé dónde, pero una maceta de tomates y otra de pimientos no hacen mal a nadie, y a mí me van a venir de perlas. Me voy a hacer con el kit completo: mantillo, pala, un delantal a juego que diga “Soy la más ecológica” y un buen manual de iniciación al cultivo en la ciudad para principiantes.

De paso le voy a preguntar a mi madre que ella entiende de flores de interior. Imagino que los tomates viven igual y no discriminan tanto a las personas como los cactus. Ésos te pinchan; te recuerdan que tienes dedos para algo más que el wasap del móvil y y encima ni te contestan. Casi como la barba de mi ex.

Porque lo tengo comprobado, cuando la cosa se enfría y tiene intenciones más que dudosas hacia una, se deja barba. Y no de hipster, no, esa ya es en dos palabras, «in-calificable«. Me refiero a la auténtica lija de bricomanía. Porque si sus besos me dejan de gustar es «porque me estoy distanciando». Y no porque se hayan hecho el cactus y él íntimos en el arte de la irritación. Es porque te odia tanto o más que las plantas de interior y en mi caso, se me dan tan mal como los niños. Por eso voy a plantar tomates, es mi alternativa más sana.

Jueves, junio

Cómo se ha puesto mi madre cuando le he contado lo de las macetas. Que si se me va a olvidar regarlas, que cómo pienso cuidar unos seres vivos sobre la tierra si no soy capaz ni de lavar la ropa de algodón sin mezclarla con la de color. La naturaleza ha de seguir su curso y por mucho manual que adquiera, ella es la reina de las orquídeas de interior. Un golpe bajo. Como diría Marta, a todos nos ponen etiquetas desde niños, y de nosotros depende no incluirlas en nuestro carnet de identidad.

Qué me queda? Demostrarme a mí misma que ha pasado el tiempo por mi vida y que gracias al cielo he aprendido a ser la que quiero, y no la que me quisieron hacer ver. Por suerte tengo más opciones, y si con alguna etiqueta quiero definir algo importante es el Concierto 25 aniversario de Cadena Dial el próximo 3 de septiembre, y esa es “el no va más”.

Voy a ir seguro, porque es parte de mí ayer y ahora, y nada me ha hecho más feliz a mis “traitantos” que la música. Será como ver la moviola de las canciones de mi vida en directo. Fuera complejos y que viva la personalidad!

Domingo, junio

Jornada de tranquilidad para quien lo interprete, pero en mi hábitat es día de zafarrancho de limpieza. No sé cómo me las apaño para cohabitar con esas pequeñas estructuras voladoras que se agarran al suelo y a los rincones y que evitan adentrarse en el recogedor por obra maestra de la escoba.

Se reproducen por esporas, como las alimañas y en mis 50 m2 de apartamento, no habrá paz para los malditos… Malditos vaqueros que no ceden ni con una palabra amable, siempre tan intransigentes con las apreturas… Malditos tops que solo marcan el borde exterior del michelín espaldero… Malditos zapatos que dejaron de caminar por una, para ensañarse con las durezas y darle una lección de humildad a las plantas de mis pobres pies… Malditos recordatorios de cosas que tengo que hacer y que nunca encuentro tiempo para poner orden.

Como si fuera tan fácil encontrar la jerarquía de la ropa que ya no uso, y la que está entre medias de la que solo me pongo en caso de estreno inminente de cita con un desconocido 10. Si ninguna de esas premisas se cumple nunca, y cuando raramente ocurre, el manual de supervivencia ni funciona en el campo, ni en mis cajones. Pon un poco de orden en mi vida diario, te voy a necesitar…

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