“Sabor a caramelo” fue el preludio de una noche inolvidable en la que Pablo Alborán volvió a demostrar que es un artista GRANDE.
Desde aquel 17 de Mayo en que empezara su gira en Almería, más de 200.000 personas han podido disfrutar de su directo y conocer un poco más a este joven compositor que sobre un escenario se muestra en toda su plenitud artística.
Y qué bien suena el francés en su boca. “La vie en rose” dedicada a su abuela, que le entonaba esa canción cuando era pequeño al irse a dormir, nada hacía presagiar que esa pequeña confidencia sería la antesala de uno de los momentos más mágicos de la noche.
Durante su interpretación de “Solamente tú”, fue tal su emoción al escuchar al publicó corearla al unísono q tuvo q parar, dejar de cantar para esconder sus lágrimas cobijado tras el piano que siguió acompañando a las 15 mil gargantas que la recitaban conmocionadas. El Palacio de los Deportes en pie para enjugar las lágrimas del malagueño que llevará ese instante en el corazón para siempre.
Y con una canción que le sentaba como un guante, apareció Miguel Bosé para compartir con Pablo Alborán el “Éxtasis” de un concierto que, a buen seguro, recordará toda su vida pero q también nosotros nos llevamos en el corazón.
Con la humildad que le caracteriza, el agradecimiento extensivo a todas las personas que hicieron posible el espectáculo (desde los técnicos de sonidos, los encargados de las luces, el personal que trabaja detrás del escenario, montadores… y hasta el apuntador) y absolutamente emocionado, Pablo Alborán se despedía de Madrid no sin antes hacer una promesa: “Volver”
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